EL CRECIMIENTO de la esperanza de vida europea va en aumento. En España, la media es de 83 años (las mujeres viven hasta cinco años más que los hombres), lo que nos coloca en la segunda posición del ranking europeo; tres puntos por encima de la media. Únicamente Japón nos supera con un indicador que roza los 84 años, según datos de la OCDE. A lo largo de estos últimos 40 años, la sociedad española, recogiendo una tendencia global, se ha esforzado por incorporar hábitos saludables y nutricionales en su vida cotidiana. Además, políticas europeas y nacionales han ayudado a concienciar sobre los efectos nocivos y las enfermedades que se pueden generar por malas praxis y, por ende, mermar la vida de las personas además del coste sanitario que conlleva y que, en definitiva, costeamos entre todos los españoles. Todavía queda mucho camino que recorrer pero la evidencia científica nos demuestra que ya vivimos diez años más que en 1970.
Este avance ha provocado fuertes cambios estructurales. Un claro ejemplo de ello es la diversidad generacional que están experimentado nuestras empresas. Por primera vez, cinco generaciones conviven en el lugar de trabajo: Veteranos (nacidos antes de 1955), Baby Boomers (1956-1970), Generación X ( 1971-1981), Generación Y (1982-1992), Generación Z (nacidos después de 1993). Cada una de ellas tiene un modo diferencial de enfrentarse al mundo. Aunque somos conscientes de dichas diferencias, nadie hasta ahora se había planteado analizar las habilidades, sus miedos o incluso el valor añadido que puede aportar a cada empresa, y cuantificar la riqueza de la diversidad generacional como herramienta de potenciación del Estado de Bienestar. Un mayor conocimiento de cada generación no hace más que reforzar la eficacia y la eficiencia de nuestras políticas en diversidad pues, por poner un ejemplo, nada tienen que ver los anhelos de una mujer nacida en 1993 con otra de 1975.
El Observatorio Generación & Talento junto con la Universidad Pontificia de Comillas ICAI-ICADE, por primera vez en España, elaboró un estudio en 2016 donde analizaba el talento intergeneracional en las empresas utilizando como única variante las franjas de edad que las separan, y otro estudio sobre el liderazgo intergeneracional junto con la Universidad Europea de Madrid, donde se identifica la Generación Y como motor de cambio social y empresarial a nivel global. Ahora, desde el Comité de Salud y Bienestar del Observatorio se plantea un nuevo reto: la salud generacional. Se trata de elaborar un diagnóstico sobre la autopercepción que tiene cada generación (V-BB-X-Y-Z) de su salud desde el ámbito laboral con el fin de avanzar hacía políticas reales que cuiden el bienestar del empleado/a desde una perspectiva holística, aumentar su motivación, disminuir el absentismo y promover una respuesta segmentada a la demanda y necesidad. Por primera vez, de forma genuina se promueve un camino con una única dirección y un único nexo: la salud. Conseguir que la empresa cree una plataforma que aporte un valor único al empleado a través del apoyo en todas las etapas de su vida laboral y generacional desde la salud cognitiva, física, psicológica y social. Las empresas dedicadas a la salud y prevención en el trabajo, así como las aplicaciones tecnológicas que promueva la activación conductual a través del ejercicio físico, serán un aliado estratégico para utilizar los datos recabados en beneficio del trabajador y, por lo tanto, de la sociedad.
Un trabajador con una autopercepción saludable es más productivo pero, sobre todo, es un ciudadano feliz capaz de aportar a la sociedad la mejora emocional y física que necesitamos para crear un ecosistema sostenible de convivencia.